sábado, 3 de septiembre de 2011

La Corte

La Corte es un término aplicable a la Casa extendida de todos aquellos quienes regularmente atienden un gobernante o una figura central (rey, emperador o en algunos períodos un noble importante). Las cortes más grandes incluyen miles de individuos, cientos de funcionarios o sirvientes en permanente servicio del gobernante y otros cientos de no funcionarios asistiendo con la esperanza de un beneficio político o financiero, o meramente para participar de la vida social y el entretenimiento.



Hora del juego en una fiesta en la corte de Luis XV


Tanto como era el centro de la vida política, la Corte marcaba los dictámenes de la moda y a menudo desarrollaba antes que en ningún otro lugar las tendencias literarias, musicales y artísticas. Las cortes se encuentran en todas las altas culturas monárquicas, aunque se sabe relativamente poco sobre ciertas vidas cortesanas, como la precolombina, por ejemplo.


Una Casa real es la más alta manifestación de la vida cortesana. Un regente o virrey puede sostener una corte durante la minoría o ausencia de un gobernante hereditario, e incluso un jefe de Estado electo puede desarrollar un entorno parecido a una corte de asesores y “compañeros” no oficiales y elegidos entre sus relaciones personales o políticas.


Esta posición de entorno personal elevado a un estatus semi-oficial puede haber tenido su origen en el séquito de Alejandro el Grande, basado en convenciones persas. La palabra francesa compagnon, su derivación en inglés companion, “compañero” o “acompañante”, literalmente connota un partícipe del pan en la mesa, y en realidad la corte es una extensión de la casa de un gran personaje. Con miembros de la casa y burócratas de la administración convertidos en superposición de personal, ya es factible hablar de una “corte”, ya fuere en la Persia Aqueménida, la China Ming, la Sicilia Normanda, el Papado antes de 1870 o el Imperio Austro-Húngaro. Un grupo de individuos dependientes del patronazgo de una gran figura forma parte del sistema de clientela que es discutido como “vasallaje”.

El embajador de Siam y su séquito se presentan ante Luis XIV en Versailles


A lo largo de la historia, los gobernantes han diferido enormemente en gustos e intereses, así como en habilidades políticas y situaciones constitucionales. De acuerdo a esto, algunos fundaron elaboradas cortes con base en nuevos palacios, solo para tener a sus sucesores retirados en remotos castillos o prácticos centros administrativos.


Etiqueta y jerarquía florecen en marcos cortesanos altamente estructurados y pueden dejar una huella conservadora a través de generaciones.


Asia Este


Las cortes de los emperadores chinos estaban entre las más grandes y complejas de todas, con la dinastía Manchú ocupando la entera Ciudad Prohibida y otras partes de Pekín.


En el primer milenio, los japoneses desarrollaron una corte exquisitamente refinada que jugó un rol extremadamente importante en su cultura.


Europa Medieval


Luego del colapso del Imperio Romano en Occidente, una verdadera cultura cortesana puede ser reconocida en el séquito de Teodorico El Grande, Rey de los Ostrogodos y en la corte de Carlomagno. En el Oriente romano, una brillante corte continuó rodeando los emperadores bizantinos.

Alcuin presentando documentos descubiertos por sus monjes a Carlomagno y su corte


En Europa Occidental, la consolidación de poder de magnates locales y de reyes en centros administrativos fijos desde mediados del siglo XIII llevó a la creación de una distinta cultura de corte que fue el centro del mecenazgo intelectual y artístico, rival del alto clero. Además de este rol, estaba la cúspide de una rudimentaria burocracia política que provocaba rivalidad en las cortes de condes y duques. La dinámica de la jerarquía soldó las culturas cortesanas.


Cortes locales proliferaron en las fragmentadas ciudades-Estado de la Europa medieval y permanecieron durante los primeros tiempos de la era moderna en Alemania e Italia. Estas cortes se hicieron conocidas por la intriga y las políticas de poder; algunas también alcanzaron prominencia como centros de cultura y mecenazgo colectivo de arte. En la España medieval (Castilla), fueron creadas cortes provinciales en las que la nobleza menor y la burguesía se aliaron para crear un sistema que se opusiera a la monarquía en varias cuestiones políticas. Fueron llamadas “las Cortes de Castilla”. Estas cortes son la raíz del actual Congreso y el Senado español.

María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295


Como las funciones político-ejecutivas generalmente se trasladaron a bases más democráticas, las cortes de la nobleza han visto sus funciones reducidas una vez más a las de una casa noble, concentrándose en el servicio personal al jefe de la casa, el ceremonial y tal vez algunas funciones residuales de asesoría política. Si el celo republicano ha desterrado la otrora gobernante nobleza de un área geográfica, las cortes pueden sobrevivir en el exilio.


Las cortes de los Califatos


En el mundo islámico, las cortes reales han jugado un rol importante en las dinastías desde España a la India. Los cuatro grandes califatos tuvieron cortes sofisticadas; esto permitió a Córdoba, El Cairo y Bagdad (sedes de los Omeyas, Fatimíes y Abásidas) convertirse en las más grandes y culturalmente desarrolladas ciudades de su época, lo que atrajo a la gente talentosa de todos los ámbitos de la vida –músicos, cantantes, poetas, científicos- a buscar empleo en la corte, bajo el patrocinio de burócratas de élite, emires y sultanes. El otro Califato fue el Otomano, que empleaba la cultura de su corte para estabilizar un imperio habitado por enormes poblaciones no-islámicas en tres continentes. Todo, desde Argelia a los Balcanes y Yemen, estaba controlado por la corte en Estambul.

Suleimán, Sha de Persia de la dinastía Safávida, y sus cortesanos


Se podría esperar que los califatos de un mundo islámico líder tuvieran cortes, pero también lo hicieron muchos otros imperios regionales, tales como los Mogoles de la India e incluso sus ancestros Timúridas, Samánidas y Safávidas de Asia Central y los Shas de Persia.


Las cortes reales en el mundo islámico fueron desarrolladas principalmente por los gobernantes, pero hubo excepciones en importantes familias de la élite como los Barmécidas de Persia y los Nizams de Hyderabad, en India, quienes establecieron sus propias cortes menores, lo que les permitía fomentar las artes y mejorar el imperio incluso si el rey gobernante era inútil. Todas las cortes islámicas tuvieron dos cosas en común: ayudaban a estabilizar la política y la sociedad de los imperios y también albergaban soborno y manipulación.


Oficiales de la Corte


Los funcionarios y oficiales de la corte o portadores de cargos (un determinado tipo de cortesano) obtenían sus posiciones y retenían sus títulos a partir de sus deberes originales en la Casa real o imperial. Con el tiempo tales deberes se convirtieron en arcaicos, pero los títulos sobrevivieron envolviendo los fantasmas de esas funciones, que generalmente se remontaban a los días en que la casa noble tenía preocupaciones prácticas y mundanas, movía los hilos de la alta política y latía en la cultura de moda. Cada uno de esos nombramientos cortesanos tenía su propia historia.

Bufones en la corte de la Emperatriz Anna Ivanovna


En el temprano periodo medieval, cuando una casa real, ducal o noble había establecido su corte, la mayoría de los funcionarios que ocupaban las tradicionales posiciones tenían deberes domésticos o militares; los más cercanos asesores del monarca eran aquellos que servían en su Casa. Sin embargo, con el paso del tiempo, la mayoría de esas posiciones se convirtieron en hereditarias, y su rol en el desenvolvimiento de la casa fue gradualmente erosionado.


En Inglaterra, por ejemplo, el Lord Gran Chambelán (Lord Great Chamberlain) y el Conde Mariscal (Earl Marshal) eran originalmente responsables de la casa real y de los establos reales, respectivamente; no obstante, a partir de la tardía Edad Media, sus roles se convirtieron en honorarios y sus lugares en la casa fueron ocupados por el Lord Chambelán (Lord Chamberlain) y el Encargado de los Caballos (Master of the Horse).


Hoy, muchos títulos cortesanos sobreviven en aquellas monarquías que retienen cortes reales. Ejemplos de ello incluyen el Mayordomo Mayor, el Chambelán, el Canciller, el Encargado de los Establos o las Caballerizas, el Secretario Privado, el Senescal, el Condestable (más tarde Alto Condestable o Lord High Constable en Inglaterra y Escocia), el Mariscal, el Sargento-de-Armas y el Guardián (Steward).

Gentilhombre saluda a Luis XIV en Fontainebleau


La sede de la corte


Uno de los criterios del concepto de Norbert Elias sobre una sociedad de corte es que ésta existía en el espacio geográfico. Debido a que la palabra alemana hof, es decir, patio cerrado, se puede aplicar a una granja rural con edificios y muros formando el perímetro, también ha sido utilizada para el asiento palaciego de una corte. Así, hof o “corte” puede ser transferido a la construcción en sí. Por ejemplo, la gran residencia de Hampton Court, Támesis arriba de Londres, era el palacio donde Thomas Wolsey mantuvo su corte como cardenal católico (construido a partir del ideal italiano para un palacio cardenalicio) hasta su caída y su confiscación por parte de Enrique VIII. Entre 1689 y 1694 fue sede de la corte de Guillermo y María de Inglaterra. Aunque el palacio fue construido alrededor de dos cortes principales, el edificio en sí ya no es asiento de una corte en el sentido que hablamos aquí. Lo mismo sucede con la estructura actual de la corte inglesa: los embajadores extranjeros en el Reino Unido siguen siendo acreditados ante la Corte de Saint James y cortesanos de la Corona todavía tienen oficinas en el Palacio de St James, pero la Reina mantiene su corte en Buckingham Palace, que también es su residencia particular en Londres.

La Gran Galería de Wolsey en Hampton Court


Antiguos centros de poder han sido:


* Castilla, reino cristiano medieval en el centro de la actual España.
* Alhambra, en Granada, asiento de la última dinastía musulmana en España.
* La Ciudad Prohibida, el complejo palaciego imperial amurallado en Pekín.
* El Castillo Wawel, en Cracovia, y el Castillo Real, en Varsovia.
* Sansouci, en Postdam, cerca de Berlín.
* Urbino, sede del ducado del mismo nombre en las Marcas.
* El Fuerte Rojo, fortaleza palaciega de los emperadores mogoles en Delhi.


Y ya hemos hablado de estas esplendorosas cortes europeas:


2 comentarios:

  1. Buenos días alteza.Una entrada muy interesante, especialmente la singularidad de la Corte castellana, me gusta aprender con lo bueno, ágil y bien que escribes.Un abrazo.

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  2. Mil gracias, estimado NIP. Imagina entonces que escribo especialmente para lectores como ustedes.

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